Las empresas niponas que se desarrollaron en el sistema mundial de la segunda posguerra han venido expandiendo sus actividades a través de toda la economía mundial, y al hacerlo han contribuido a la transformación del propio orden que fomentó el «ascenso» japonés. La expansión de sus redes empresariales tuvo lugar junto con determinados ajustes hacia el interior el país. Estos marcan un cambio sustancial de su estructura de acumulación, de cuya supuesta crisis y disolución, según algunos, aquellos ajustes son responsables. Sin embargo, vista desde el contexto más amplio del sistema capitalista mundial, la transición del sistema de acumulación japonés no exhibe crisis ni disolución alguna.