Desde sus inicios, en los movimientos reivindicativos urbanos de Brasil participan un conjunto de actores con orígenes y prácticas políticas diferenciadas. Aunque sus concepciones no sean uniformes, principalmente en cuanto a las estrategias de movilización y al significado político de las luchas, la actividad en los barrios revela su importancia no sólo como espacio de sobrevivencia frente al control ejercido por el régimen sobre las actividades políticas y sindicales durante la mayor parte de los años 70, sino como marco explícito de demandas relativas a la reproducción social y a las condición es de vida de los sectores más excluidos en las ciudades y metrópoli del país.