La comunicación «para el desarrollo» y, dentro de ella, la TV, está estancada u obsoleta, enredada en mitos nunca superados y numerosos fracasos. Este artículo trata el tema desde dos ángulos: la potencial contribución educativo-semántica de una televisión para el desarrollo, concebida desde el punto de vista del receptor, es decir, del televidente; y también la potencial contribución de la TV al desarrollo económico, con referencia especial a los dinamismos introducidos en la televisión por los últimos cambios tecnológicos. Investigaciones en terreno, realizadas entre campesinos de Chile, le sirven al autor como punto central de referencia para diseñar nuevas perspectivas de una televisión próxima a los intereses de sus destinatarios.