En Haití, donde la dictadura dinástica de los Duvalier ha cumplido un cuarto de siglo, aparecen multiplicados indicios de inestabilidad política. Casi doce años después de haber sucedido a su padre François, o Papa Doc, el joven presidente vitalicio Jean-Claude, o Baby Doc, jaqueado desde 1971 por la oposición moderada y de izquierda, enfrenta ahora signos más inesperados: el abierto descontento de la burguesía oligárquica, la denuncia de la iglesia católica por la violación de los derechos humanos y la protesta del campesinado por condiciones de vida y de ingreso ya insoportables.