La evolución del censo de la población valenciana durante los años 1980 ofrece un balance relativamente positivo, debido al incremento reciente de la inmigración neta. En el movimiento natural, la natalidad y fecundidad continúan el descenso iniciado en 1977, mientras la mortalidad, baja por el rejuvenecimiento demográfico producido por la masiva inmigración recibida entre 1960 y 1975, comienza a aumentar durante el último quinquenio debido al envejecimiento progresivo; como resultado, el excedente natural positivo se ve seriamente comprometido. Se acentúa la concentración demográfica en los municipios urbanos, mientras recientemente se intensifica la despoblación de las áreas rurales más desfavorecidas.