摘要:En este artículo desarrollo el uso de la obra cinematográfica en Latinoamérica (durante los años sesenta) como instrumento ideológico que nos permite abordar la cuestión de la reivindicación de memorias populares. Inserta en un contexto altamente politizado e influida por las discusiones sobre el colonialismo y la teoría sartreana del compromiso, encontramos en la producción cinematográfica de esta región una voluntad de incitar al espectador a través del arte acerca de la creación de una nueva identidad que englobe al pueblo latinoamericano. Estas obras constituyen documentos, testimonios audiovisuales; pero el historiador que los examinará no será, esta vez, únicamente el estudioso, sino el pueblo mismo. La pretensión de estos films será, entonces, convertirse en portavoces de la memoria: el discurso cinematográfico se convierte en narrador de una identidad. Estas películas, que tendrán un tono militante, tomarán a esas “minorías” como protagonistas esenciales del cambio y como sujetos constructores de representaciones frente a las elaboradas por el discurso hegemónico. Las películas, entonces, no son concebidas como acto individual sino como obra colectiva, asumiendo la cosmovisión de grupos que no se conciben fuera de una comunidad. El cine latinoamericano de los sesenta culminó con la idea de que para la elaboración de un objeto artístico aprobado hay que tomar como referente a los paradigmas exitosos de Hollywood, y entendió que la cultura nacional no es un mero elemento de exhibición destinado a inflar la ambición conquistadora eurocentrista.
其他摘要:In this article I develop the use of cinematographic works in Latin America (during the sixties) as ideological instruments that let us board the question of recovery of popular memorials. Inserted in a highly political context and influenced by discussions about colonialism and the theory of compromise of Sartre, we found in the cinema production of this region a will to incite spectator through art about the creation of a new identity that includes Latin American people. These works are documents, audiovisual testimonies; but the historian that will examine them won’t be, this time, only the studious, but people itself. These films will pretend to be spokesmen of memory: cinematographic discourse turns narrator of an identity. These films, that have a militant tone, will take this “minorities” as essential protagonists of change and as constructor subjects of representations facing the ones that are elaborated by hegemonic discourse. The films are not conceived as an individual act but as a collective work, assuming the conception of groups that are not conceived outside a community. Latin American cinema of the sixties finished with the idea that to elaborate an artistic approved object the referent it must have is the successful paradigms of Hollywood. It understood that national culture as not a mere element of exhibition destined to inflate the euro centrist conquering ambition.