Este artículo dirige su estudio al fracaso como origen germinal de la estética de El estudiante de Salamanca. Un origen fatal que sitúa el poema en relación con el pesimismo propio de su tiempo histórico, y que es tratado en este estudio, ante todo, como huella de la angustia del hombre. Por ello, en él se exponen las semejanzas del poema con uno de los grandes mitos fatalistas: el mito de Tántalo. Su suplicio es interpretado aquí como metáfora del fracaso vital del hombre, y comparte con El estudiante de Salamanca unas claves comunes que revelan el carácter esencial de ese conflicto interno que atañe a ambos; ansia y fatalismo se ciernen sobre el poeta.