摘要:“¿Qué harás con esa cosa grande y fea que te has empeñado en construir y a la cual estás atado como perro que no sabe lo que cuida?” (262, p. 88), se pregunta el escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya en el primero de los dos cuadernos que componen Envejece un perro tras los cristales. El libro se puede describir con aparente facilidad: se trata de dos cuadernos de apuntes del autor, en los cuales éste se interroga sobre la literatura, el paso del tiempo y una compleja sensación de encierro. El primero, “Cuaderno de Tokio”, fue escrito entre julio de 2009 y enero de 2010, cuando Horacio Castellanos Moya consiguió una beca y se instaló por un período de seis meses en la capital japonesa; el segundo, titulado “Cuaderno de Iowa”, comprende reflexiones escritas entre 2011 y 2016, mientras el autor ejercía de profesor en la Universidad de Iowa, donde sigue trabajando. Entre Japón y los Estados Unidos, estos dos cuadernos reflejan varios momentos de la vida del autor, atormentado por el desdoblamiento del yo y la repetición del pasado, dos fuentes fecundas de búsqueda y de angustia. En cada cuaderno, las notas del escritor vienen numeradas lo que acentúa la impresión de fragmentación y de dispersión. Los lectores de Horacio Castellanos Moya encontrarán algunos de los principales motivos de su narrativa: su familia, la ansiedad, los asaltos del deseo, la soledad y cierto sentimiento de abandono. Incluso reconocerán algunos de sus títulos más famosos: “Necesito recuperar mi asco, el asco hacia mí mismo y hacia lo que me rodea” (214, p. 74) o “has venido a esta ciudad a observar tu locura” (17, p. 18), escribe en el “cuaderno de Tokio”; “Te repites. Te repeles” (408, p. 204), o “¿De veras te meterás a reconstruir partes de la vida de Roque Dalton?” (97, p. 131), podemos leer en el “Cuaderno de Iowa”. Envejece un perro tras los cristales se hace eco de la obra ficcional del autor reutilizando preguntas y temáticas que aparecen por ejemplo en El asco (1997), Insensatez (2004), El sueño del retorno (2013) o Moronga (2018). Las novelas de Horacio Castellanos Moya, puntuadas de referencias históricas y muy ligadas a la experiencia personal del autor, ya tienen la particularidad de situarse en la frontera de la ficción. Con la publicación de estos dos cuadernos, parece que el escritor busca establecer nuevas relaciones intertextuales y al mismo tiempo da un paso más hacia la no ficción. A medida de la lectura, no solamente comprobamos que “no se trata de diarios en el sentido estricto: a veces predomina en ellos la reflexión, el estado de ánimo y el trazo, antes que la anécdota del día a día”, como se advierte en la contraportada. Hay más: el libro parece ser un complejo entramado literario sobre la dificultad de escribir y renovarse como escritor.