摘要:Algunos teóricos, terminado el siglo XX, aseguraron que la geopolítica –a la que culparon de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial– había llegado a su fin. En el nuevo siglo se puede afirmar con seguridad que tal juicio fue apresurado y que desconocidos actores y variadas tácticas han permitido la metamorfosis de la geopolítica en geoeconomía. Las antiguas campañas de conquista territorial y la consolidación de enclaves a gran distancia por parte de imperios, están siendo reemplazadas por la incursión de empresas transnacionales que con nutridos capitales y masivas campañas publicitarias, pretenden apoderarse de los mercados internos y externos. Las industrias criminales, paradójicamente, contribuyen al crecimiento económico y a la aparición de fenómenos colaterales perversos que afectan a la sociedad. La globalización que empezó como un proceso netamente económico, permite conquistar, además de mercados, las mentes y los corazones de quienes aspirando a ser ciudadanos mundiales, se convierten en presas del fenómeno de la aculturación. Los economistas en formación deben asimilar la ética económica para planear y administrar los recursos naturales de cara a los desafíos actuales por el abuso en su explotación y por los daños ambientales que ponen en peligro la misma existencia humana. La geografía, en especial la económica, coadyuva de manera concreta en el análisis y solución de los problemas coyunturales del siglo XXI.