出版社:Institut Nacional d´Educació Física de Catalunya (INEFC)
摘要:Muchas veces hablamos del deporte como medio de educación. Creemos que el ritual deportivo ofrece unos valores útiles en la formación de la identidad. Ahora bien, estos valores no han sido siempre los mismos, ni el espectáculo deportivo ha tenido las mismas funciones. Nuestro propósito es acercarnos a las relaciones que se articulan entre el concepto de identidad y su formación, y el deporte de masas entendido como espectáculo ritualizado. Con el presente ensayo, de carácter hermenéutico (interpretativo de la realidad ya mediada), vamos a analizar cómo estas relaciones han variado a lo largo de la historia acompañando las transformaciones que han ocurrido en la sociedad entendida como "un todo" (holísticamente). Para ello, vamos a realizar, con fines analíticos, la siguiente clasificación: sociedad tradicional, moderna y posmoderna. La idea fundamental es que la formación de la identidad se da siempre en relación con "el mundo instituido de significado" de una sociedad. Este mundo "lleno de sentido" es una construcción de la propia sociedad para entenderlo y entenderse. Desde esta óptica, la identidad surge de la relación entre el individuo y la sociedad: "Las estructuras sociales específicas engendran tipos de identidad, reconocibles en casos individuales. (...), la orientación y el comportamiento en la vida cotidiana depende de esas tipificaciones..." (Berger y Luckmann, 1986, p. 216). Cuando sólo hay un "centro" creador de significado (la Religión) la identidad individual está íntimamente vinculada con la colectividad, al tiempo que ésta aparece sacralizada (legitimada por lo sagrado). Conforme se produce la multiplicación de estos "centros" (Economía, Política, etc.) es más difícil la aparición de una conciencia colectiva y, por tanto, la identidad de las personas resulta más compleja perdiendo también su carácter sagrado y se seculariza. Por fin, cuando los sentidos (valores) que otorgaban estos múltiples "centros" se desmoronan, los individuos pierden su identidad y, todo lo más, sólo se producen identificaciones efímeras con los "roles" que desempeñan.