Es indiscutible el creciente interés que están despertando las cuestiones asociadas a la responsabilidad social (RSE), no solo desde el plano académico sino también desde una dimensión social. En este contexto pretendemos, con el presente trabajo, analizar el nivel de desarrollo y de desempeño que las pequeñas y medianas empresas pueden tener en relación con las actividades de RSE. Igualmente, se pretende indagar sobre la relación que estas actividades pueden guardar con diversos factores organizativos como diversidad de género, nivel de formación del propietario/gerente, estructura de la propiedad, el tamaño y el sector. Los resultados, de carácter exploratorio, permiten sostener que las empresas españolas tienen una actitud positiva hacia la RSE y que, por término medio, se involucran en numerosas actividades socialmente responsables, siendo el nivel de formación del gerente/propietario, el tamaño y el sector los factores que más contribuyen en la explicación del desempeño socialmente responsable de las Pymes.
AbstractThere is, without a doubt, an increasing awareness of the questions associated with Corporate Social Responsibility (CSR), not only from an academic point of view, but also from a social dimension. Within this framework, this paper analyzes the level of development of CSR in Small and Medium Sized Enterprises, and the relationship that this level of performance may have on organizational factors such as gender, educational level of the owner/manager, the ownership structure, size and industry. The findings of this exploratory study support the view that Spanish companies have a positive attitude towards CSR and they seem to be engaged in a numerous of socially responsible activities, with size, industry and the educational level of the owner/manager being determinant factors for its development.
Palabras clave Responsabilidad social empresarial ; Pequeñas y medianas empresas ; Grupos de interés Keywords Corporate social responsibility ; Small and medium sized enterprises ; Stakeholders Códigos JEL M14 JEL classification M14 prs.rt("abs_end"); 1. IntroducciónActualmente la sociedad no percibe a la empresa únicamente desde una perspectiva financiera. Los cambios sociales acaecidos en su entorno, la mayor globalización de los mercados, la preocupación por cuanto contribuyen a la riqueza de las comunidades en las que opera, su sensibilización con el impacto medioambiental, la necesidad de incorporar prácticas de buen gobierno o la oportunidad que supone invertir de forma socialmente responsable han llevado a las organizaciones a replantear sus estrategias de gestión, incorporando la implementación de prácticas socialmente responsables. Igualmente, desde un punto de vista académico, se viene manifestando últimamente una creciente preocupación por el papel que juegan, el impacto que tienen y las externalidades que provocan las empresas en su contexto social y medioambiental, plasmándose en una mayor presencia de la responsabilidad social empresarial (en adelante RSE) en la literatura ( Aguinis y Glavas, 2012 ).
En este contexto se hace evidente que las empresas son cada vez más conscientes y son más propensas a trabajar activamente por la RSE ( Mark-Herbert y von Schantz, 2007 ). Desde diferentes perspectivas, en la literatura se ha argumentado que este tipo de políticas no solo determina resultados favorables para la empresa ( Kanji y Chopra, 2010 ) en la medida que contribuyen a mejorar los resultados financieros ( Fúlöp et al., 2000 and Orlitzky, 2005 ) o favorecen la mejora de la reputación, de la imagen o del valor de marca ( Stanaland, Lwin y Murphy, 2011 ), sino que también constituye el reflejo de las expectativas de los clientes ( Groza et al., 2011 and Stanaland et al., 2011 ), empleados ( Brammer et al., 2007 and Preuss y Perschke, 2010 ), inversores ( Petersen y Vredenburg, 2009 ), directivos ( Mahoney y Thorne, 2005 ) y otras partes interesadas ( Mark-Herbert y von Schantz, 2007 ). De forma que, desde la perspectiva teórica de los stakeholders que promoviese Freeman (1984) , el éxito competitivo tal y como lo entendemos hoy día dependerá de la capacidad que cada organización tenga para identificar sus grupos de interés, conocer sus expectativas y priorizar la implementación de aquellas prácticas que satisfagan sus intereses.
No obstante, este éxito individual y —lo que es más importante— el logro de una economía sostenible y socialmente responsable no pasa solo por la aplicación de buenas prácticas sociales, económicas y ambientales en el contexto de las grandes corporaciones, sino también por la implicación de uno de los colectivos organizativos más difuminados y con mayor repercusión posible sobre cualquier tipo de región o país: las pequeñas y medianas empresas (en adelante Pymes). La RSE ha pasado de ser un simple concepto a configurarse como un compromiso y una forma de gestión que toda empresa, con independencia de su tamaño, debe ser capaz de entender y manejar en su quehacer cotidiano ( Charitoudi, Sariannidis y Giannarakis, 2011 ).
Algunos enfoques de la RSE, más tradicionales, se basan en la asunción de que los conceptos y metodologías aplicadas para el ámbito de las grandes corporaciones pueden ser extrapolados casi de forma universal, considerando a las pequeñas y medianas empresas como simples versiones en miniatura de las grandes compañías ( Tilley, 2000 ). Es precisamente por ello que cobra interés el análisis segmentado de cómo este tipo de entidades de reducida dimensión afrontan la RSE y cómo sus peculiaridades condicionan el contenido, las motivaciones y el alcance de sus actividades de RSE ( Jenkins, 2004 ), promoviéndose el desarrollo de una nueva interpretación de la RSE adaptada a las características y a la realidad de este tipo de empresas ( Guibert Ucín, 2009 ).
Dado que, a diferencia de sus competidores de mayor dimensión, este tipo de entidades no se encuentran bien posicionadas para aprovechar las clásicas oportunidades competitivas que ofrece el desarrollo de economías de escala, se ven obligadas en mayor medida a diseñar e implementar estrategias de negocios alternativas ( Spence, 2007 ). En este sentido, la RSE ha sido propuesta en los últimos tiempos como una de las estrategias más efectivas para diferenciarse y fortalecer la competitividad de las Pymes ( Porter y Kramer, 2006 ).
Como se ha reiterado en diferentes ocasiones, las Pymes tienen una serie de peculiaridades intrínsecas a su propia naturaleza, características estructurales, sociales y funcionales que no solo las hacen muy distintas de las grandes corporaciones ( Baumann-Pauly, Wickert, Spence y Georg, 2013 ), sino que además les otorgan determinadas capacidades distintivas ( Aragón-Correa, Hurtado-Torres, Sharman y García-Morales, 2008 ). Concretamente, la mayor parte de los trabajos hallados en este campo de estudio señalan que, a diferencia de las grandes, las actividades de las pequeñas empresas suelen ser percibidas como informales, no burocráticas y espontáneas ( Fisher, Geenen, Jurcevic, Mcclintock y Davis, 2009 ). En este sentido, la flexibilidad y las relaciones casi personales con los agentes externos han sido señalados como algunas de las principales características de este tipo de organizaciones ( Spence y Rutherfoord, 2001 and Spence, 2007 ). La honestidad, la confianza y la integridad de estas entidades para relacionarse con sus stakeholders son fundamentales para la consecución de ventajas competitivas ( Hammann, Habisch y Pechlaner, 2009 ).
Por todo ello, las Pymes deberían preocuparse de llevar a cabo una implementación efectiva de las acciones de RSE tanto por su reconocimiento externo a nivel de mercado como por el bienestar que reportarán a sus stakeholders ( Preuss y Perschke, 2010 ). En este contexto hay que tener en cuenta que aun cuando la RSE conlleva un aspecto voluntario en su aplicación, se puede entender que las organizaciones ejercen su responsabilidad social cuando prestan especial atención a las expectativas que, sobre su comportamiento, tienen los diferentes stakeholders , suponiendo un planteamiento estratégico que afecta a la toma de decisiones y a las operaciones de toda la entidad, creando valor en el largo plazo y contribuyendo de forma significativa a la obtención de ventajas competitivas duraderas ( AECA, 2004 ).