摘要:Somos antes de nada cuerpo, cuerpo que produce sentido lingüístico por medio de la voz (cuerpo que habla), pero también cuerpo que bajo la presión del dolor exclama, grita o gime. El dolor no puede decirse en palabras, pues el dolor destruye el lenguaje 1 . Cuerpo y voz mantienen con relación al dolor una curiosa dialéctica. En casos extremos, el cuerpo mismo pierde consistencia física tras la voz (el caso del torturador, tal y como ha analizado Elaine Scarry 2 ); en otros, la voz misma, quebrada por el dolor, o incluso reducida al silencio por éste, hace que el cuerpo (sin habla) se revele como cuerpo humano en toda su vulnerabilidad y fragilidad, como cuerpo herido. Sobre el dolor, el cuerpo (que habla) y la voz (que grita y gime) versa esa tragedia tan cercana al hombre contemporáneo, pero al mismo tiempo de las menos leídas y representadas hoy: el Filoctetes de Sófocles