摘要:En los momentos históricos en los cuales se ha absolutizado una idea de hombre, según la visión de un Estado, o un paradígma científico, algunos filósofos, como es el caso de Jaeger, Popper y Foucault, han sentido la necesidad de apropiarse del mundo específicamente griego del saber -que está en la entrada de ese supremo arte de hacer que el hombre sea plenamente humano, que es la paideia griega-, para desde él ilustrar a su época. El autor de este artículo encuentra la razón de este hecho en que la paideia coincibe al hombre y la verdad como ideales, como posibles que permitan (a diferencia del poder) incluir la utopía y la esperanza en el ámbito del pensamiento y de la vida colectiva. La paideia supone siempre un no saber del hombre sobre sí mismo que constituye a este en un hermeneuta de su porpio ser. El griego entiende que su tarea consiste en actuar desde un permanente interpretar el mundo e interpretarse a sí mismo porque ha aceptado que la verdad nunca está acabada, que es tarea siempre abierta, y sabe que afortunadamente, "los dioses no revelaron a los hombres todas las cosas" (cfr. Jenof. Fr. 18).